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Dice la frase “que la inspiración te pille trabajando”, y algo así fue lo que le ocurrió a la familia Doménech cuando, de manera casi fortuita, se dieron de bruces con el naming perfecto para su marca de galletas. ¿Te gustaría conocer la historia de este producto tan representativo de la gastronomía mallorquina? Pues hoy te la cuento en este post.
¿Cuándo aparecen las galletas Quely?
Las galletas Quely son a Mallorca lo que las pastas Moscovitas son a Oviedo: se han convertido en un símbolo de la isla y en un delicioso souvenir turístico.
Además, en ambos casos estamos ante empresas familiares que han ido creciendo con los años sin desvincularse de su territorio de origen, cediendo el testigo de generación en generación.
El origen de las galletas Quely es casi tan casual como su nombre. En los años 30, las compañías de navegación demandaban un producto alimenticio que fuera nutritivo, duradero y pudiera almacenarse fácilmente para abastecer a la tripulación durante las largas travesías desde España hasta Cuba. Y en el caso de Mallorca, gran parte de esa demanda recayó en el Horno Can Guixe, ubicado en la localidad de Inca.
Sin embargo, ese horno no conseguía dar a basto con la producción. Y tampoco conseguía crear un producto que aguantara durante tres meses en alta mar. Fue entonces, en el año 1934, cuando Jaime Doménech Borras comenzó a hacer pruebas y más pruebas hasta crear una especie de galleta que encajaba con la demanda del momento. Y la creó a partir de los dos ingredientes básicos que existían en Mallorca y de los que nunca tendría problemas de abastecimiento: la harina (porque Inca está rodeada de campos de harina) y el aceite de oliva (Mallorca es una de las regiones con mayor tradición de producción de aceite del país).
Así fue como surgieron estas galletas de aceite que encontraron en el contexto de la guerra civil el momento idóneo para darse a conocer ante la escasez de comida. Las galletas Quely ya eran una realidad, aunque aún no tuvieran ese nombre…
¿Cómo surge el nombre de marca?
Como te decía al comienzo del post, el nombre definitivo de la marca no llegaría de manera casual hasta los años 60, momento en el que la fábrica ya producía de manera industrial, aunque manteniéndose fiel a la receta original transmitida de padres a hijos.
La llegada de este nombre tuvo mucho de necesidad y mucho de causalidad. Los herederos del negocio de Jaime Doménech, sus hijos Jaime y Gabriel, querían comercializar las galletas fuera de la isla y querían hacerlo con una identidad de marca que asociara el producto a su lugar de origen. Por ello, intentaron registrar la marca “Cor de Mallorca” en homenaje al horno donde comenzaron a hacerse. Sin embargo, las dificultades que encontraban para registrar una expresión en mallorquín truncaron su idea.
¿Y qué pasó en ese momento? Pues que la actriz Grace Kelly, que estaba en el máximo auge de su carrera, visitó la isla junto con su prometido Rainiero, alojándose en el Hotel Formentor. Los hermanos Doménech tuvieron la oportunidad de asistir a una cena en su honor y quedaron impactados por cómo resonaba el nombre de “Kelly” por parte de curiosos y periodistas. Tanto el nombre como la propia Grace encajaban perfectamente en su imagen de algo sencillo, elegante y exquisito a la vez. Y así fue como decidieron llamar Quely a sus galletas, cambiando las letras para que fonéticamente sonara igual, fuera más español y pudiera registrarse. ¿Qué te parece la historia?
La importancia de acudir a expertos en estrategia de naming.
Uno de los principales servicios que presto como consultor de branding especializado en hostelería y restauración en Coent es realizar la estrategia de naming de muchos clientes. Para mí, es una de las partes más complejas y gratificantes de todo proceso de creación de marca y requiere de experiencia, creatividad, habilidades comunicativas y capacidad de asociación.
A veces, el naming perfecto llega de una forma más rápida. En otras puede costar más. Pero siempre debe ser un nombre que pueda registrarse legalmente y encaje en todos los mercados en el caso de expansión. Es evidente que la inspiración es clave a la hora de encontrar un nombre de marca que encaje, como fue el caso de las Galletas Quely.
Y todo ello sin olvidar que un naming debe ser original, corto, fácil de pronunciar-leer-escribir y fácil de memorizar. Y, sobre todo, el naming debe concentrar la esencia de la marca diferenciándola de las competidoras, como ya te he contado en los numerosos posts que he publicado sobre el naming y su importancia.
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