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El pensamiento estratégico se suele definir en el mes de septiembre, lo cual engloba lo que ocurrirá el próximo año: cómo evolucionará tu empresa, tus clientes y tus proyectos, cuáles serán tus apuestas de futuro, cómo serán los nuevos negocios… En España, normalmente, el mundo empresarial se para el mes de agosto y tanto negocios como clientes funcionan poco puesto que suelen desconectar y viajar, ir a la playa, salir de fiesta, etc. No obstante, el mes de septiembre todo vuelve a activarse para los siguientes once meses. Así pues, el mes de septiembre y parte del de octubre, se pueden dedicar a pensar en los planes estratégicos de tu empresa y también en los de tus clientes mediante calendarios, documentos, presupuestos y planes de acción.
El plan estratégico de comunicación
Este plan es, en gran medida, analítico. Se basa en repasar todo lo realizado hasta el momento con los clientes y con la empresa desde un punto de vista crítico. De esta manera, detectas lo que has hecho bien y lo que no para no repetir los mismos errores el próximo año. Esta valoración se suele realizar mediante los KPI’s, herramientas que te brindan informes de los resultados de tu plan de marketing, los objetivos que te marcaste y los hitos que cumpliste. Así pues, si has cumplido tus objetivos, querrá decir que tus acciones y los recursos usados en su ejecución han sido un éxito. Para saber más de los KPI’s pincha aquí:
Revisar tu estrategia
A pesar de que es probable que tu estrategia de marketing o de comunicación siga siendo válida, es mejor que la revises o la ajustes si es necesario. Por lo tanto, tienes que comprobar que el escenario estratégico sigue siendo el mismo, que tu competencia no ha modificado su estrategia y plantear también correcciones que puedan mejorar tu posición. Para que te sea más fácil, puedes hacer un cuadro con las líneas de trabajo en las que quieres basar el plan de acción y después, a partir de ese boceto, pasar las acciones del año anterior a cada una de las casillas e ir estructurando tu plan.
Si bien es cierto que muchas de las acciones se pueden repetir y son de largo recorrido, otras no tendrán cabida porque estaban previstas para un momento en concreto. En el segundo caso, también es bueno apuntarlas porque así podrás pensar en una nueva acción que pueda sustituirla. Así pues, una vez que tengas el esbozo de tu plan, lo puedes trasladar a un documento más complejo en el que puedas mover las ideas, incorporar nuevas, complementarlas… De esta manera darás con el pensamiento estratégico, puesto que crearás líneas maestras y acciones básicas para desarrollar más adelante.
Aprovechar las sinergias
Estar con diversos clientes y que, entre ellos, algunos sean diferentes actores de un mismo sector, supone que su escenario es bastante similar al tuyo y, por consiguiente, lo que funciona en uno puede funcionar en otro con la adaptación pertinente. Y es que trabajar en grupo con todos tus clientes evaluando si las líneas de trabajo son adecuadas para todos y si las acciones principales se pueden implementar, es muy positivo para todas las partes. De este modo, aprovechar las sinergias te da una visión global de los planes estratégicos de tus clientes y te ayuda a detectar mejor sus problemas, lo cual te conducirá también a dar mejores soluciones. Por contra, si no sigues este modus operandi, puede que tengas que acabar improvisando y eso no forma parte del pensamiento estratégico.
Acciones, calendario y recursos
Cuando ya tengas definidas las líneas maestras de tus planes de acción, el siguiente paso es materializar tus ideas en acciones que se puedan llevar a cabo. Por lo tanto, no solo se trata de pensar, sino también de ejecutar ya que, incluso en el caso que lo que propongas lo tenga que materializar otro, tienes que dar siempre las herramientas para que lo pueda hacer bien. Así pues, aunque no ejecutes el plan de acción, debes saber qué hacer, cuándo y con qué recursos, lo cual implica especificar bien el plan. No obstante, cabe decir que el desarrollo de las acciones en detalle y profundidad es una labor posterior, por lo que no es necesario que lo detalles todo al milímetro.
En cualquier caso, lo más importante de tu plan estratégico que desarrolles entre septiembre y octubre es que hayas definido una serie de acciones factibles en línea con tus objetivos, un calendario estimado para la ejecución de dichas acciones y una aproximación de los recursos tanto económicos como humanos que vas a necesitar para su realización. En el caso que no se disponga de presupuesto y/o equipo, se tiene que advertir porque durante estos meses todavía se pueden buscar alternativas, pues se tiene que ser realista para no caer en la inactividad a lo largo del año por falta de recursos. Por consiguiente, estimar la capacidad de ejecución y la convivencia es fundamental.
Conclusión
En resumen, el pensamiento estratégico engloba lo que va a ocurrir en tu negocio el próximo año y, el mes de septiembre y parte del de octubre, es el momento ideal para pensar en los planes estratégicos de tu empresa mediante la definición de acciones, calendarios y recursos. Para ello, debes desarrollar un plan de acción en base a los resultados de tu negocio durante todo el año, analizar lo que ha ido bien y lo que no, cambiar lo que no ha funcionado y buscar nuevas maneras de conseguir tus objetivos. Recuerda que este proceso no solo trata de pensar, sino también de saber cómo ejecutar el plan de acción para no encontrarte demasiados hándicaps por el camino y tener que terminar improvisando.
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